Real Madrid Juvenil C: Temporada 1974-75 en clave de desarrollo
Introducción: una campaña marcada por la evolución formativa
La temporada 1974-75 supuso para el Real Madrid Juvenil C una experiencia deportiva que trascendía los resultados. El equipo, inscrito en la 3ª División Juvenil, Grupo 5, fue diseñado para cumplir funciones clave en la base de la cantera. La categoría acogía a futbolistas en sus primeras etapas federadas, bajo una planificación estrictamente formativa.
Dirigido por Jesús Paredes Alonso y supervisado físicamente por Juan Antonio Fernández Seguí, el grupo se desenvolvió con disciplina. La estructura metodológica respondía a los principios establecidos por Luis Molowny Arbelo, coordinador general de las categorías inferiores.
Desarrollo técnico a lo largo del calendario
Desde el inicio, la temporada ofreció una agenda cargada de aprendizaje. Cada jornada fue una oportunidad para poner en práctica automatismos, reforzar conceptos básicos y pulir movimientos colectivos. El equipo evolucionó tácticamente con constancia.
Los entrenamientos, distribuidos por bloques semanales, incluían técnica individual, presión por zonas y posesión organizada. El progreso se medía en ejecución táctica, no en estadísticas individuales.
Estabilidad en la plantilla y compromiso grupal
Durante la campaña, la plantilla mantuvo una coherencia estructural. Integraron el equipo:
Gª POZUELO (Julián García-Pozuelo Murillo), GIL (Carlos Gil Cuesta), CAMACHO, ESPINOSA (José Manuel Espinosa Gómez), MARTÍNEZ (Martínez Guardiola), MORAL, AGUDO, SOLANA, BUCES, FERNÁNDEZ-GONZÁLEZ, LABAJO (Jesús Labajo Sánchez), NOVA (Jesús Nova Guijarro), RODRÍGUEZ, SEPÚLVEDA, GONZÁLEZ (Carmelo González Chica), ESCUDERO, FERNÁNDEZ (Juan Fernández Sánchez), RODRÍGUEZ VELARDE (Gerardo Rodríguez Velarde), POZA, CASTRO (José Antonio Castro Quintana).
El bloque mostraba compromiso táctico, obediencia en el sistema de trabajo y regularidad en la participación. La falta de rotación masiva contribuyó a forjar un equipo estable. La falta de rotación masiva contribuyó a forjar un equipo estable.
Un calendario de crecimiento competitivo
El desarrollo de la temporada fue escalonado. En las primeras jornadas, el equipo ajustó su sistema defensivo. A mitad de curso, el Juvenil C ya dominaba los tiempos del partido. Hacia el tramo final, los automatismos se convertían en resultados.
Cada partido era una validación de la preparación semanal. Las victorias reforzaban la confianza, pero no desviaban el objetivo principal: la formación del jugador dentro del modelo del club.
Un campeonato como consecuencia del método
El título de campeón del Grupo 5 fue el reflejo de un plan bien ejecutado. No fue una sorpresa. Fue la culminación lógica de una estructura coherente, un cuerpo técnico preparado y un grupo comprometido.
El equipo aplicó lo aprendido con madurez competitiva. No sobresalía un solo jugador. El conjunto funcionaba con precisión.
Interconexión con el sistema de cantera
El Juvenil C no existía al margen. Su rendimiento era parte de una red interna. Los informes de seguimiento se cruzaban con entrenadores del Juvenil B y los responsables metodológicos.
Durante la temporada 1974-75, el equipo sirvió como plataforma para probar adaptaciones tácticas, incorporar nuevas rutinas y preparar transiciones hacia niveles superiores.
Conclusión: una temporada de base bien cimentada
La temporada 1974-75 dejó al Real Madrid Juvenil C consolidado como el primer eslabón formativo del sistema competitivo del club. Su éxito no solo fue clasificatorio, sino estructural.
El equipo representó la aplicación práctica del modelo blanco: organización, esfuerzo, técnica y visión colectiva. Así se construyó una temporada ejemplar desde los cimientos del club.